jueves, 22 de marzo de 2012

"La cuestión del pánico moral tiene cuarenta años, es una vieja teoría, pero buena; aún funciona. Cada tanto, cuando surge una nueva droga o alguna cuestión que sorprende, reaparece nuevamente el pánico moral clásico. Yo creo que los medios de comunicación funcionan más sofisticadamente en estos días, hasta el punto en que el pánico moral resulta bueno para los negocios. Así, lo que se hace es crear miedo y luego sacar provecho de eso. Por consiguiente, emergen grandes delitos y se benefician de vuelta del pánico moral en un proceso cíclico al modo de una escalera de caracol que parece hacer referencia a uno y otro constantemente. Hay cientos de reality shows policiales muy populares en televisión que encarnan siempre una misma posición ideológica. Nunca hablan sobre políticas o la situación del delito, sino que se refieren a un particular delito callejero. Entonces, antes teníamos el famoso pánico moral causado por la delincuencia callejera, todavía lo tenemos, pero lo que se estudia ahora es el tipo de miedo que el delito genera en la imaginación". Keith Hayward
La televisión es un INSTRUMENTO que informa, que conforma -o influye en- mentalidades; pero, si se deja llevar por intereses de cualquier poder y no de demostraciones o de sensateces, en efecto, ya no es tal instrumento, sino uno que desinforma y deforma mentalidades sin estar al servicio del construir, claro, y sí a los antojos del poder.

sábado, 17 de marzo de 2012

MODELOS PERSONALES E ÍNTIMOS DE ORGANIZACIÓN:

Una mujer o un hombre eligen a su pareja -con la cual quiere formar una familia- por un interés ÍNTIMO -a sentimientos íntimos-; así que rige ahí, desde un principio, lo personal o el derecho a la intimidad y el Estado debe protegerlo, no impedirlo.
Al igual ocurre con el creer, con la religión, que el ser humano la debe elegir él por sí mismo, claro, sin una presión o un dirigismo -en su niñez- por parte del Estado para que crea en una en concreto.
Porque todos deben ser libres en sus parcelas personales que, a tolerancia, las deben organizar únicamente ellos, nunca  los intereses del poder -a imposición-.

martes, 13 de marzo de 2012

Es una absoluta falacia el que tenga uno -y por imposición hipócrita- que RESPETAR A TODO Y A TODOS (¿respetó Jesucristo por igual a los fariseos que a los demás?); pues, si eso fuera así, el mundo no duraría ni un día. 
Sí, ¿respetar a tanto que, en hechos, no se deja respetar?, ¿respetar a terroristas?, ¿a pederastas?, ¿a genocidios?, ¿a racismos?, ¿a manipulaciones?, etc. Porque el respetar supone tal veneración que, en inevitable "obediencia", inmoviliza las reacciones de crítica, de autocrítica, de indignación y de protesta -también respetar la mentira conlleva... otorgarla-. 
En efecto, cuando respetas a tu padre es porque evidentemente no te ha maltratado, no ha maltratado a tu madre, etc. y, como padre que es más o menos con sus defectos, lo respetas.  Así es, respetas lo que es convincente en hechos, y nunca lo que no lo es; porque sería un grave error de hipocresía o por someterte a intereses alineatorios no éticos o no honestos. 
Aunque lo que siempre, claro, hay que respetar es los derechos humanos de todos, ¡eso!, que ya es algo diferente.

viernes, 2 de marzo de 2012

"Existen dos historias sobre el comportamiento animal que pueden resultarnos muy sugerentes para aplicar al comportamiento humano en la situación política actual. Una de ellas es la parábola de la rana y el agua hirviendo, una historia, no sé cuánto de verdadera, que se utiliza en seminarios y cursos de autoestima. Relata que, si se echa una rana a una olla con agua hirviendo, ésta percibe la mortal temperatura, salta inmediatamente hacia afuera y consigue escapar de la olla sin quemarse. En cambio, si inicialmente en la olla ponemos agua a temperatura ambiente y echamos la rana, ésta se queda tan tranquila dentro del recipiente y, si comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder la conciencia y terminar muerta por el calor. Esta historia nos debería evocar la forma en que, desde el poder, logran que terminemos aceptando situaciones que deberían provocar nuestra sublevación mediante el método de ir poco a poco poniéndolas en práctica y de esta forma terminamos sufriéndolas gradualmente sin darnos cuenta de lo que nos están haciendo. Sin duda, las medidas económicas aprobadas en Europa contra los ciudadanos son un ejemplo claro. Basta recordar que hace unos años utilizábamos el término mileurista para referirnos al joven que se encontraba con un contrato de trabajo malamente remunerado y hoy cuántos quisieran encontrar una oferta así..." PASCUAL SERRANO